Amor, nostalgia y exilio, el nuevo homenaje de Serrat a la obra de Benedetti
Amor, nostalgia y exilio, el nuevo homenaje de Serrat a la obra de Benedetti
Ya lo hizo en 1985 con la publicación del disco “El Sur también existe”, pero ahora el cantautor de Poble Sec, Joan Manuel Serrat, vuelve a homenajear a su admirado Mario Benedetti con una antología que reúne una selección de la obra del poeta uruguayo hecha por el propio Serrat, basándose, tal y como él mismo dice, en razones “exclusivamente personales y subjetivas” y reconociendo la dificultad de la empresa, dada la calidad de la obra en cuestión. Y es que se trata, qué duda cabe, de uno de los poetas más leídos de toda Latinoamérica, y que ha logrado con su poesía cercana llegar a gran cantidad de lectores de habla hispana, como pocos poetas lo han conseguido, tal vez Machado, Neruda y poquito más. Y, como añade el propio Serrat, también el más cantado.
En eso tal vez es en lo que más se parezcan poeta y antologista, en que, sin renunciar ni ápice a la calidad y, casi se diría que a la excelencia, poseen ambos esa varita mágica que es capaz de hacer que su trabajo se convierta también en popular, y se olvide de la búsqueda excluyente y exclusiva de lectores/oyentes selectos.
Con la pretensión, como él mismo confiesa, de reunir en esta antología a “todos los Benedettis que Mario cargaba en su mochila«, Serrat, que también firma el prólogo de esta edición, juega sobre todo con tres conceptos que resultan imprescindibles para entender la creación poética del uruguayo y, por ende, su biografía: el amor, la nostalgia y el exilio. Y uno más que el propio Benedetti acuñó: el desexilio.
Sobre el amor tratan, cómo no, los versos dedicados a la que fue su mujer, Luz López Alegre, de la que él decía con guasa que “casarse con alguien que lleva una luz y la alegría en su nombre parece una buena inversión”.
El libro termina precisamente con el bellísimo “Soneto de la que fue”, una de las escasas composiciones rimadas de la antología:
«Yo quisiera mirarte conocerte
como te conocí cuando vivías
y me mirabas con miradas mías
y yo gozaba de mi buena suerte”
De entre todos los poemas de amor, los admiradores del disco de Serrat descubrirán con agrado la versión completa de “Los formales y el frío”, una deliciosa historia de amor entre dos discretos amantes en la que el aquí narrador poeta va describiendo con delicadeza el paso del almuerzo a la conversación sobre asuntos trascendentes, de la conversación al silencio y del silencio a los besos…
“mientras los grandes temas
dormían el sueños que ellos no durmieron”
Pero la obra de Benedetti abarca mucho más, y hay también otros temas, en gran medida derivados de esas tres ramas principales, recogidos en la antología: el ciudadano comprometido, el viajero, el patriotismo, el optimismo y el pesimismo, y también, cómo no, la muerte.
Hay en Benedetti un lugar destacado para el hombre comprometido que no rehúye el peligro ni la vida, ni por supuesto del compromiso:
“No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves”
Y lo vuelve a dejar bien claro, sin complejos, en “Soy un caso perdido”:
“soy parcial
de esto no cabe duda
más aún yo diría que un parcial irrescatable
caso perdido en fin
ya que por más esfuerzos que haga
nunca podré llegar a ser neutral”
Siendo como ha sido siempre uno de los grandes temas de la poesía y la literatura, Benedetti no rehúye tampoco de la presencia de la muerte, que personifica en la figura del padre:
“Cada vez que alguien muere
por supuesto alguien a quien quiero
siento que mi padre vuelve a morir
Será porque cada dolor flamante
Tiene la marca de un dolor antiguo”
Metidos en pleno exilio del autor, la relación del poeta con la patria, o las patrias, queda magníficamente retratada en una de las piezas sin duda más brillantes de la antología, “La casa y el ladrillo”, que recrea una magnífica explicación de la gratitud del exiliado por sentirse bien acogido allá donde va:
“segundas patrias siempre fueron buenas
cuando no nos padecen y no nos compadecen
simplemente nos hacen un lugar junto al fuego
y nos ayudan a mirar las llamas
porque saben que en ellas vemos nombres y bocas”
Pero a veces, el poeta duda también en su desamparo, y se siente extraño en el país de acogida:
“Acaso el tiempo enseñe
qué somos habitantes
de una comarca extraña
dónde ya nadie quiere
decir
país no mío”
Superado el exilio, Benedetti se enfrenta al desexilio, término bajo el que Serrat recopila la producción de una época marcada por la vuelta a casa, donde a ratos aparece el desencanto, bien reflejado en una breve sentencia:
“Un pesimista
es solo un optimista
bien informado”
El paso del tiempo llega también asociado a la ida y vuelta de la patria, del país, del hogar, adentrándose, otra vez como con la muerte, en lo más personal y familiar del ser humano:
“doce años atrás
cuando tuve que irme
dejé a mi madre junto a su ventana
mirando la avenida
ahora la recobro
solo con un bastón de diferencia”
En “Sur”, abrumado por la nostalgia, el poeta vuelve a insistir en este mismo sentimiento, con más dureza si cabe:
“nostalgia de los míos que no están
los desaparecieron
sin piedad y con saña
y allí quedaron yertos y sin tumbas
o solo con las tumbas del olvido”
Equilibrada toda ella en su justa medida, la obra de Benedetti es, si hubiera que decidirse entre el optimismo y el pesimismo, sobre todo lo primero. Y qué mejor prueba de tal vitalidad que recurrir a una de las piezas ya elegidas por Serrat en su día para ser cantadas, y terminar este recorrido nada menos que defendiendo la alegría:
“defenderla de dios y del invierno
de la mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría”
FICH TECNIC:
Antología poética
Mario Benedetti
Selección y prólogo: Joan Manuel Serrat
Ed. Alfaguara