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El mundo lo espera y llegará, un dúo de dos megas estrellas hispano Americanas.

Raphael y Julio Iglesias no son amigos, pero… ¿y enemigos? La verdad sobre su relación

La enemistad y las peleas entre los dos grandes de la canción española, Julio Iglesias y Raphael, son un tema recurrente que cada cierto tiempo vuelve a actualizarse. Desencuentros, comentarios negativos del uno hacia el otro, rencillas con testigos que afirman desplantes y hasta la amenaza de Julio Iglesias de no hacer una gira si Raphael iba delante de él.

Esta historia se trasladó muchos años después, pero con distintos protagonistas. En un lado, el consagrado artista, y en el otro, su hijo Enrique, que estaba empezando. Rumores que con el tiempo se convirtieron en leyendas que se desempolvan favoreciendo a veces a uno y otras al contrario. En este caso que nos ocupa, Julio y Raphael o Raphael y Julio, que el orden de los factores no altera el producto, han visto cómo a lo largo de los años ha habido cierto interés en colocarlos en un ring, lejos de las últimas declaraciones de Raphael recogidas en ‘La Opinión de Málaga’, en donde aseguraba recientemente: «Mi relación con Julio Iglesias ha sido siempre fenomenal. Es un caballero, un señor estupendo y muy buen artista. Aún no sé qué le ha parecido esta versión, pero me llamará seguro y me dirá».

«Nunca han sido amigos pero tampoco enemigos. Se respetan como artistas y nada más. Sus vidas personales son muy diferentes y los dos han llenado los estadios y teatros de todo el mundo. De todos los años que yo he estado con Julio, nunca he visto ni le he escuchado comentarios negativos hacia Raphael», explicaba a Vanitatis Alfredo Fraile, mánager desde 1969 a 1984, mano derecha e izquierda, de Iglesias.

Empezaron juntos la carrera de la fama. Julio era un muchachito que había ganado el Festival de Benidorm y Fraile siempre supo que llegaría al Olimpo de los dioses de la música. «Esta historia es repetitiva, pero no hay nada de cierto y lo pueden corroborar las personas que los trataron tanto personal como laboralmente. Y a estas alturas de la vida no tengo por qué engañar», añadía Fraile a las anteriores declaraciones.

En su libro de memorias, ‘Secretos confesables’, cuenta cómo Julio no se entendió con otros artistas como Barbara Streisand o Willie Nelson. De este último llegó a decir: «Yo no canto con un tío con esas pintas», pero de Raphael nada e incluso llegaron a actuar juntos en el homenaje a Lola Flores que se hizo en Miami en 1990 y en programas de televisión en América como cuando hicieron un dúo con el tema ‘Somos’ en ese mismo año.

Fraile explicaba a Vanitatis que tenía una relación espléndida con Paco Gordillo, mánager y representante de Raphael, además de ser su descubridor, y lo contaba también en sus memorias. «Paco era magnífico. No es entendible que nosotros nos lleváramos de maravilla y nuestros artistas a tortas». Soledad, la viuda de Gordillo, ratifica sus declaraciones: «Qué tontería. Cuando Raphael tuvo su problema de salud y esperaba el trasplante, Julio llamaba a menudo para ver cómo se desarrollaba el asunto. Y no solo demostró ese interés, sino que se ofreció para todo lo que hiciera falta»

De la misma opinión son Andrés Amorós, una de las personas que más sabe de música (y de toros), y el periodista Paco de la Fuente, que durante muchos años trabajó en TVE en programas musicales. El crítico musical explicaba a Vanitatis que «nunca conoció ese duelo de divos. Tenían públicos muy diferentes y los dos eran grandes, y por lo tanto con sus egos correspondientes. Quien sí se enfadó con Raphael fue Rocío Jurado. Manuel Alejandro escribió ‘Como yo te amo’, que se suponía que estaba escrita para Rocío y que iba a ser la gran apuesta en una gira por Latinoamerica. Y cuando llega, se encuentra con la mala noticia de que Raphael ya la había estrenado. El mosqueo de Jurado fue grande».

Paco de la Fuente confirma los datos de estos testigos que vivieron las carreras de estos artistas que tenían más cosas en común de lo que puede parecer. Los dos nacieron el mismo año, ganaron en sendas ediciones el Festival de Benidorm, ambos tenían claro que iban a triunfar y los dos se rodearon de personas que les apoyaron en una carrera difícil para llegar a ser los mejores. Y también tuvieron su apodo. Raphael el Robabombillas,porque en sus actuaciones repetía el gesto de subir el brazo y mover la mano como si quisiera desenroscar las bombillas. Y a Julio le llamaban el Termo, por la canción ‘Gwendolyne’ («Tan dentro de mí, conservo el calor…).

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