Los músicos de la orquesta tienen que estar acordes con el director

Los músicos de la orquesta tienen que estar acordes con el director
Teófilo Quico Tabar
Iniciar cualquier actividad comercial o empresarial entre dos o tres personas podría resultar relativamente fácil. Sin embargo, mantener el entendimiento, la comprensión y la sociedad por un tiempo prolongado se convierte en un verdadero reto. Esto no solo aplica a los socios económicos de una empresa, sino también a cualquier tipo de sociedad, ya que intervienen aspectos que, con el tiempo, generan situaciones capaces romper la armonía.
Existen entidades empresariales en las que los accionistas mayoritarios ni siquiera ostentan la presidencia ni el control de la organización. Prefieren delegarla en algunos de los socios minoritarios con mayor capacidad y astucia o incluso profesionales ajenos al negocio. Pero, lógicamente para que esa situación perdure, quien asuma ese rol debe comprender claramente sus funciones y aceptar las reglas establecidas por los mayoritarios.
Cuando se trata de asociaciones empresariales, lo importante es lograr buena gestión y asegurar buenos dividendos. Solo cuando se hacen imposibles los entendimientos, se convocan asambleas y se imponen las mayorías. Lo que en muchas ocasiones terminan en separación o competencia entre los mismos socios. Conociendo eso, únicamente las empresas cuyos socios han sabido buscarle soluciones inteligentes, han logrado mantenerse incólumes.
Solo la comprensión, la inteligencia y, en algunos casos el afecto, impiden innumerables separaciones. Y lo reitero para afianzar la idea de que siempre es posible mantener la unidad dentro de la diversidad de criterios. Lo que no se puede permitir en ninguno de los casos, es que alguien pretenda ocupar el lugar que le corresponde a otro.
En una orquesta, por ejemplo, debe que haber armonía. Es necesario respetar el compás y el tiempo. Tener pleno conocimiento de lo que se va a interpretar y de la participación individual de cada músico, sin dejar de tomar en cuenta a los demás integrantes de la agrupación. Especialmente a quien los dirige.
Por eso quiero enfatizar que, si los socios empresariales, los familiares o los integrantes de una orquesta deben respetar las líneas de mando, en el ámbito gubernamental con mucho más razón. Porque en el ejercicio del gobierno no deben prevalecer los intereses individuales ni los vínculos personales, sino el interés común. Con un compromiso frente a la nación de cumplir con las responsabilidades que se asumen.
En el ejercicio gubernamental, cada quien debe jugar su rol, pero siguiendo los lineamientos de quien dirige. Porque se trata de entidades públicas, cuyos objetivos están por encima de las conveniencias personales, grupales, políticas o partidarias. Es una estructura que, además, cuenta con un dirigente elegido por las mayorías, mientras que los demás integrantes del equipo gubernamental han sido seleccionados o designados. Con mucho más razón, cuando una buena parte del pueblo considera que los integrantes de esa “orquesta” deben ir más acorde con el pensamiento y los objetivos de quien la dirige.
Esto que expongo cualquiera podría interpretarlo como un exceso o como una postura propia de la edad. Pero prefiero correr ese riesgo antes que dejar de exponer mis ideas. Porque estoy convencido de ella, y, además, entiendo que este es un momento oportuno y necesario para que el director de la orquesta gubernamental – que es el presidente – revise la composición de sus músicos. tabasa1@hotmail.com




